domingo, 18 de julio de 2010

Las lágrimas

Les puedo asegurar que no soy nada futbolero, que veo un partido de pascuas a ramos, como tampoco tengo un excesivo sentido patriótico o patriotero, que soy de los que pienso que la mejor patria es en la que podemos convivir todos, que las banderas sólo son una seña de identificación de una gente, en este caso los españoles, pero les aseguro que esta vez me ha gustado que la bandera de España sea de todos y para todos, que podamos lucirla sin que tenga ninguna connotación política de nadie.
Pero si el gol de Iniesta, los gritos de mis compañeros de bar donde lo vimos me emocionó y me gustó mucho, integrándome en la fiesta espontánea que se fue celebrando por mi ciudad. Si he de reconocer que me gustó y hasta me emocionó también las visitas institucionales y el recorrido que hicieron por un Madrid repleto los jugadores en el autobús al aire libre, y hasta me emocionó el beso de Casillas a Carbonero, debe ser que me estoy haciendo viejo y sensiblero.
Aunque cuando he de reconocer, y no me importa hacerlo, que cuando lloré a moco tendido, sin poder contener las lágrimas de alegría y emoción fue cuando llegó el autobús de la selección al palacio de la Moncloa y vi bajarse del mismo a un chaval con una camiseta azul de la selección, con el número seis de Xavi Hernández, al que desde el presidente Zapatero, hasta todos los jugadores acariciaban, mimaban e incluso le entregaron la copa para que pudiera levantarla, sintiéndose también protagonista de la efeméride. Les aseguro que de todos los acontecimientos vividos por la televisión, que no han sido pocas horas, el momento que mas me enterneció, el que más me gustó fue ver la cara de alegría, de ilusión de Álvaro, que luego me enteré que era el hijo de Vicente del Bosque, y me dio alegría por el, por Álvaro, que también podía vivir una gran jornada y me alegré por los jugadores campeones, por el presidente del gobierno, que en un momento tan importante de sus vidas tuvieran unos minutos para hacer feliz a Álvaro, y me permití el lujo de llorar de emoción todo lo que me dio la gana, que eso también es patria.

No hay comentarios: