Al publicar hace unos días una
entrada en mi blog sobre la inauguración de la Cooperativa Frusana de Bonanza,
pedí que si alguien tenía alguna foto antigua de la misma, que me la enviase y rápidamente
recibo un correo de Juan de Dios Pérez Pozo que me da una dirección de
Facebook, donde encuentro algunas fotos antiguas de la cooperativa, además con
la sorpresa de que en algunas de ellas aparecen mis tíos Pepe y Manolo. Me dio
mucha alegría.
La verdad es que yo, como
bonancero y llanero, con la cooperativa he tenido mucha, mucha relación. Además
de formar parte de la misma mis tíos Pepe y Manolo, mi tío Antonio y su mujer
Rosario. Mi tío Juan. Y un montón de conocidos de la Veta y los Llanos, donde
yo nací.
Pero mis recuerdos de la Cooperativa
van a más, cuando era pequeño y ya vivía en Bonanza, porque la primera
ubicación de la misma fue en una calle muy cercana a donde yo vivía. Recuerdo
perfectamente como estaba esa casa antes de que en ella se instalase. Era una
de la manzanas que formaba parte de la Bonanza antigua, pero estaba
completamente derruida, con las paredes y los techos caídos, que a mí me
encantaba entrar por el misterio que siempre me han inspirado desde pequeñito
las casas en ruinas.
Mis recuerdos también me llevan a
ver pasar a los burros cargados, porque entonces la mayoría de los transportes
desde los campos se hacían en burro, y como mi tío Manolo algunos días después
de descargar en Frusana se llegaba a mi casa y me llevaba en el borrico a casa
de mi abuela en los Llanos.
Más tarde mis recuerdos de la
cooperativa eran de cuando yo estaba en Sevilla, en San Juan de Dios, y ahí era
donde yo llamaba a mis padres. Yo llamaba a la cooperativa y les decía que
avisaran a mis padres, que los llamaría más tarde, porque entonces los
teléfonos eran bastante escasos.
Como no recordar lo que suponía
para los niños de Bonanza la celebración
del día de San José, donde la cooperativa solía celebrar una fiesta y los niños
estábamos atentos a ver si pillábamos una coca cola.
Esto son algunos de mis recuerdos
de la Cooperativa Frusana, que poco a poco, día a día se fue convirtiendo en
uno de los motores económicos y laborales de la ciudad.
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