Mañana es el día de los Santos,
día de fruta, castañas y nueces, por lo menos en mi infancia, porque ahora
parece que Halloween se está comiendo nuestras tradiciones, aunque todavía
queden pequeños residuos y así en la Plaza de San Roque de Sanlúcar siguen poniéndose
varios días los puestos de toda clase de frutas, que me parecen más saludables
que las clásicas chucherías del “trick or treating”, el truco o trato en
español. Que yo tampoco soy de los que reniego de nada, que cada cual puede
hacer lo que crea oportuno o lo que le divierta, e incluso ese día suelo
comprar y tener en casa algunos caramelos por si llegan algunos de los niños de
los vecinos.
Yo el recuerdo que tengo de
cuando niños de los Santos eran, además de estrenar o sacar del armario la ropa
de invierno, que ya ni eso, las clásicas castañas, nueces, peros, que no
manzanas, los “moniatos” (boniatos) y los membrillos o gamboa, que era lo que
más me encantaba, y todavía me sigue encantando sobre todo cuando mi madre me
hace la “campota” o compota de membrillo, por supuesto que ahora sin azúcar, aunque
me da lo mismo.
Esta mañana, paseando por la zona
de Monteolivete, en uno de los muchos jardines que existen en la zona, encontré
este membrillo y no me resistí a hacerle la foto correspondiente, porque a mi
mente vinieron de pronto los recuerdos de esas frutas de los Santos, y además
creí que hoy era el día indicado.
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