Me llaman por enésima vez, que pesados, de no sé qué
compañía, ni lo recuerdo ni me importa, ofreciéndome un seguro de vida que
dejaría a mis descendientes no sé cuánto dinero, con la mala suerte que trae
eso…
- Oiga es que…
Y la señora continuaba con su
rollo de lo que iban a coger mis familiares si me muero, y si es en un
accidente para que contarte…
- Oiga es que…
Como alimentada por pilas de duracel,
la explicación sigue, sigue y sigueeee…
- Oiga es que…
Nada, que no hay forma, que me
tiene que soltar el rollo completo, y además me advirtió desde el principio que
iban a grabar la conversación, bueno el monologo.
- Oiga es que …
Tengo que confirmar sus datos, me
dice y luego viene la pregunta clave de esta historia.
- No tendrá usted alguna minusvalía o…
- Pues sí, oiga.
- Ah, pues entonces no…
- Ya lo sé y por eso la estaba intentando
interrumpir diciéndole que no perdiera el tiempo en algo que no me iba a dar.
- Entonces no podemos darle el seguro.
-Cosa de lo que yo me alegro, porque para mí no
hay nada que de más mala suerte que un seguro de vida.
- Ya pero es…
- Buenoooo, hasta luego.
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