sábado, 23 de junio de 2018

En el convento


Ahora que parece que el problema que nos habían  contado que tenían las monjas Descalzas, y el convento de Sanlúcar, ya está en vías de solución, o por lo menos eso han dicho ellas en una carta que publica la prensa, quiero recordar el día que estuve en ese convento.
Hace ya un montón  de años, que debía ser por los primeros años de los noventa. El entonces delegado municipal de Información, nos encargó una serie de programas para la televisión local, para los cuales hicimos una serie de entrevistas  a algunos personajes y grabamos un montón de sitios, entre ellos el convento de las Descalzas.
Y allí que nos fuimos, después de tener el permiso del obispo, a grabar dentro del convento, Mariqui Romero, Santiago Pérez del Prado, el cámara y un servidor. Recuerdo perfectamente que era el día antes de Santa Teresa, porque las hermanas tenían todo el convento y la iglesia arreglada para la  celebración del  día de la fundadora.
Dos cosas me llamó la atención del convento,  lo primero la sencillez del mismo y después que casi todas lasas monjas, creo que habría como diez o doce, eran ya bastante mayores, y estaban ese día como  niños con zapatos nuevos, supongo que porque se salían de la monotonía diaria, y el ver gente joven por en medio de las habitaciones, patios y pasillos, les daba alegría, y aunque la mayor parte del reportaje lo hicimos sólo con la superiora y otra monja, en algún momento  las vimos medio escondidas mirando lo que hacíamos.
En algunos momentos requeríamos su participación, y ellas se  prestaban ilusionadas a andar por los pasillos, rezar en el patio o estar sentadas en la celda.
Recuerdo que grabamos todo el convento y creo que no hubo ningún sitio donde no se nos permitiera entrar, hasta en el cementerio que tienen. Fue una mañana muy agradable.
Ya cuando nos íbamos a marchar, sobre las dos de la tarde,  que las monjas debían estar “esmalladitas”, y charlábamos en el patio, fue la que dijo que nos hiciéramos todos juntos una foto, y ahí nos ves a todos nosotros y las monjas, puestos en el patio para la foto y diciendo aquello de Patata, entre las risas de unos y otras.
La verdad es que fue un bonito día.

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