Hoy sábado, que tengo un ratito más,
quiero comentar que estoy deseando tener entre mis manos el libro El director
de David Jiménez, que fue director del periódico El Mundo. Aunque todavía no ha
salido a la venta, todo el mundo habla de él, imagino que unos con deseos de
venganza y otros con más miedo que una espuerta de gatos, por lo que pueda
contar. La vida es así.
No es más que un libro de
cotilleos, han declarado algunos periodistas, aunque a mi me importan mucho
esos cotilleos, porque detrás de ellos hay mucha verdad que mas de uno no
quiere que salga, aunque no creo que habiendo llegado a director del periódico
El Mundo, David sea precisamente santito, aunque a mi ahora me divierta, me
entretenga lo que llegue a contar.
Siempre he pensado que el
periodismo en España, el alto periodismo por supuesto, es un verdadero
putiferio, entre otras razones porque las relaciones entre altos periodistas,
altos empresarios y altos político debía ser un cachondeo, pero un cachondeo de
juzgado de guardia.
El sí me das te pongo, el si me
pones te doy, debe ser algo totalmente habitual en las relaciones entre los
tres grupos.
Pero no crean que eso es algo que
se da sólo entre los periodistas, empresarios y políticos de un signo, sino que
me temo que se da en todos, y cuando digo todos, me estoy refiriendo a TODOS, y
que no me salga nadie con la historia de nosotros somos limpios e inmaculados,
porque no es verdad.
Estoy deseando leer el libro,
estoy deseando enterarme de los cotilleos que el periodista lanza sobre sus
compañeros, aunque esta mañana lo he escuchado en la radio y dice que con la
información que le queda guardada, le da para otro libro. “Po na”, a sacarlo.
Antes de cerrar el artículo
quiero comentar una noticia que aparece hoy en algunos periódicos y es que Rosa
Díez amenaza con volver a la política activa. Lo que no dice la noticia es por
el partido por el que se presentaría, por ya va de una punta a la otra.
Esto me ha recordado una anécdota
que viví el año 2000. Yo había ido a Madrid al programa Gran Hermano, que nadie
es perfecto, y el día antes del programa me encontraba leyendo en la recepción
de un hotel, que les aseguro que después de cerca de 20 años ya ni me acuerdo,
cuando veo entrar a gente que me sonaba, eran políticos, eran altos cargos,
eran conspiradores, eran del PSOE y es que había un congreso esos días. Todos
estaban sentados por allí esperando y pronto se metieron en uno de los
saloncitos conspiratorios del hotel, y aunque intenté hacerme el tonto y
ponerme cerca, uno de lo que estaba, que era de Cádiz, me reconoció y me dio
con la puerta en las narices. ¡Picha, vete pa el Gran Hermano y déjanos de
rollos!, digo yo que pensaría. Ah, se me ha olvidado decir que una de las que
estaba allí era Rosa Díez, que por cierto el día siguiente en el Congreso del
PSOE quedó la última.
Aunque hoy salga en todos los
periódicos, ¡No!, no estuve en la casa de la derecha, anoche. No estuve porque
nunca me hizo, ni me hará gracia Bertín. Si no me hace gracia cuando lleva al
jugador Joaquín, se pueden imaginar con las tres castañuelas de anoche.
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