Cuando hoy descubro que en mi
disco duro externo tengo más de 75.000 fotos y en el ordenador más de dos mil,
me doy cuenta de algo que llevo pensando desde hace unos días: Lo de las
fotografías se está convirtiendo en un verdadero vicio, porque ya voy por todas
partes mirando, mirando y mirando para ver lo que encuentro, además que ya la
gente por la calle me va diciendo a lo que tengo, debo o me gustaría hacer
fotos, y eso que desde hace mucho tiempo decidí que solo haría fotos a aquello
que me gustase, que tuviese belleza o me pareciese curioso, a lo demás no.
¿No haces fotos a lo feo, a lo
denunciable?, me pregunta mi amigo de desayuno.
Pues mire usted, NO. Que la
cámara es mía, la página de internet también y las ideas que se me ocurren, lo
mismo, y no me apetece manchar mi ordenador con manchas de basura.
Es que no eres objetivo, me
replica.
¿Y quien te ha dicho que yo tengo
que ser objetivo? Objetivo deben ser los periodistas, los periódicos, pero yo
soy simplemente un juntaletras que escribe de lo que le apetece y le gusta, y
un junta fotos que las hace de lo que le cree oportuno, mayormente de lo que
cree que tiene belleza, que cosas feas ya tenemos bastante como para encima ponerlas
en internet.
Pero a lo que venía esta perorata
es que, si yo tengo el vicio de las fotos, que a lo mejor se está convirtiendo
en obsesivo, sin que me importe en absoluto, estoy imaginando en aquellos que tienen
el vicio de juntar dinero, que eso debe ser malísimo, porque además tanto
dinero no sirve definitivamente para nada.
¿Dices que no sirve para nada el
dinero?, me dice de nuevo.
No, estoy diciendo que no sirve
para nada TANTO dinero, porque al final no quedan ni cosas que comprar y para lo
único que puede servir es para que unos pocos estén deseando que te mueras, a
ver si pillan algo, que eso debe ser tristísimo, aunque claro que cada uno
tiene una forma de pensar.
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