La ley

Hoy me toca escribir, como hago todos los domingos, pero hoy estoy feliz, jajajaja. O por lo menos se supone que debo estar feliz porque al Gobierno del PP se le ha ocurrido la feliz idea, ¡Eureka!, de hacer una ley de protección o algo así de las personas con discapacidad. Si señor, y todo ello una semana antes de las elecciones donde tendremos que elegir a las personas que durante cuatro años se olvidaron que los minusvalidez, o discapacitados como prefieren decir ahora porque por lo visto alguna consultora de esas habrá dicho que queda mas fino, también somos ciudadanos.
Durante cuatro años no se acordaron de tomar medidas para que todos seamos unos ciudadanos de primera con los mismos derechos, y deberes que los demás y ahora nos vienen con una ley, que bienvenida sea, pero creo que una cosa es predicar y otra dar trigo.
El día que en la declaración de la renta no tenga que poner una cruz en el apartado de si se es minusválido, perdón discapacitado coño. Ese día me creeré las historias que quieran contarme porque supondrá que ya no existen motivos para que paguemos menos, supondrá que el ser minusválido, carajo discapacitado, que tengo que acostumbrarme, no supone ninguna carga económica sobre las personas o sobre las familias y políticamente podemos comenzar a hablar.
Porque aunque no lo crean la crucecita se pone no porque seamos minusválidos o discapacitados o como demonios se llame ahora, sino porque el serlo supone una carga, un coste, ya que las ciudades no están adaptadas para que vivamos en ellas y una forma de intentar paliarlo es poniendo la crucecita. El día en que pueda con mi silla montar en un metro o en un autobús y no coger un taxi me lo cuentan. El día que pueda llamar desde una cabina pública y no tengamos que ir arrastrando cuenta de móvil me lo dicen. El día que pueda ir a de Sevilla a Madrid en un tren cualquiera y no en AVE, hablamos. El día….., creo que si continuo les voy a aburrir.