viernes, 8 de noviembre de 2013

Hoy



Que día he llevado hoy. Y lo digo sin quejarme, no me quejo en absoluto, porque creo que todas estas actividades dan vida, hace que no te acuerdes de nada, todavía no me he acordado ni un minuto, que estás jubilado.
Me despierto a las ocho y a las nueve menos cuarto en la calle, además como mi coche ha tenido la enésima avería, que bien que se deberían aprovechar la empresa, porque les salió una mierda, una mierda que a mí me es muy útil, pero en definitiva una birria.
Me aventuro a una nueva experiencia, para probar, que es la de irme al centro en autobús. Y he aquí que el camino de mi casa a la parada se convierte en unos momentos de miedo y de preguntas, que por supuesto nunca hago en público: ¿Podré?. ¿Llegaré?. ¿Me costará mucho?.
Pues coño, claro que puedo, llego y no me cuesta demasiado. Además tengo que reconocer que los autobuses, por lo menos aquí, están bastante adaptados y la ayuda tanto de las personas que están en la parada, como del conductor se ofrece en seguida. 
Hoy quiero hacer en público otra cosa que no suelo hacer casi nunca. Reconocer que en este momento, contrariamente a lo que sucedía hace unos años cuando eres más joven, ahora no me molesta en absoluto que me ayuden en aquellas cosas que no puedo hacer o que me cuesta algún trabajo. Los tiempos de la soberbia pasaron, gracias a dios.
Ahora acepto, agradezco, sonrío y hasta doy las gracias la ayuda de las personas, porque creo que es de muy desagradecido no aceptar aquello que te dan con el corazón, pero pasemos a otro tema.
Buen viaje en el autobús, ningún problema en subir, bajar o ir en él. Desde mi barrio de la Dehesilla me voy al centro y me bajo en la Calzada, a dos minutos de donde suelo ir todas las mañanas a desayunar.
¿Saben que es lo que más me gusta de estar jubilado?. El ritmo, y no me estoy refiriendo a nada musical, sino al ritmo de vida que uno es capaz de llevar. ¿Qué me importa perder diez minutos en el autobús, si no voy a ninguna parte donde tenga que hacer algo?. ¿Qué más me da pararme a charlar media hora o tomar un café con un amigo, si no tengo prisa por llegar a ningún sitio?.
Después de desayunar con los amigos, me voy a dar una vueltecita por el Mercado y me compro una maceta de no sé qué planta es. Sé que aunque no es planta de interior la voy a poner en mi habitación, se que como mucho me durará dos o tres meses, o lo mismo no, pero me da igual, la quiero a los pies de mi cama. A ver si mañana pongo una foto en Facebook y Tof, Iris o Pulido me dan algunos consejillos o me dicen que estoy loco con poner esa planta silvestre en mi habitación.
Ahora se me han antojado unos cactus, y alguien me dice que traen mala suerte, y ya bastante tengo con tener que escuchar que también lo son los peces de colores.
¡Voy a ir a la ortopedia!. No me lo pienso, me voy a la parada de taxis para que me lleve a la ortopedia, porque ya lo de subir al barrio alto en la silla sería como para que me de un infarto y tampoco me apetece. La cuesta de Belén para matarme, el carril de San Diego con la cava del Castillo incluida es de medalla de oro.
¿Qué para que me he ido a la ortopedia?. Pues porque me voy a comprar una silla eléctrica, uno de ese escúter de cuatro ruedas que iré alternando con la silla manual y que me permitirá no tener que depender del coche para todo. Además que el que me voy a comprar tiene 35 Km de autonomía, así que me permite ir donde me dé la gana. A partir de ahora alternaré coche, escúter, andando y autobús, que me ha gustado la experiencia.
Una vez que salgo de la ortopedia decido que me voy a ir a casa andando, en este caso rodando, así que para los que son de Sanlúcar les contaré el paseíto de hoy: Cuesta hasta llegar a la puerta del castillo de Santiago, que es una cuesta de cojones, aunque he de reconocer que en el último tramo he tenido ayuda; Plaza del Castillo, Calle Luis de Eguilaz, Calle Caballeros, Calle Caridad, cuesta no, que todavía aprecio mi vida, Calle Misericordia, Cuesta del Arquillo de Rota, donde he parado un ratito a charlar con mi amiga Mari Ángeles y sobre las doce y media estaba en mi casita.
Por la tarde a las cuatro y media ya en la calle, que hoy tocaba grabación del programa de la tele, de Pleamar Televisión. Nuevamente en autobús para ida y vuelta, aunque esa tarde he descubierto una razón para cogerlo: Me he leído 20 páginas en el libro electrónico para allá y 23 a la vuelta. Se me ha pasado el camino en un periquete.
Bueno y voy a dejarles porque creo que hoy les he dejado un relato demasiado largo para lo que me gusta hacer.

Todas las fotos que acompañan esta entrada han sido realizadas el día de hoy en Sanlúcar.

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