Esta mañana fui a comprar especias
reunidas, que es la que se utiliza para los caracoles, para el menudo y para
otros platos. Como uno es antojadizo por antonomasia al ver en la frutería los
aguacates y los mangos, se me antojaron y compré cuatro aguacates, dos mangos
grandes y dos sobrecillos de especias reunidas. No voy a decir en que frutería
porque eso da lo mismo, en todas tienen poco más o menos el mismo precio.
En total once y cincuenta céntimos.
Me pareció un poco caro, pero bueno, lo pague y me fui.
Cuando iba por el camino es
cuando estuve haciendo la cuenta y descubrí que me había costado 1826 pesetas. ¡1826
pesetas!. Yo les puedo asegurar que si el señor me dice que son 1862 pesetas,
le dan viento fresco a los aguacates y a los mangos, por muy grandes que fueran,
y me habría ido a mi casa sólo con las especias reunidas, que vale cuarenta céntimos.
Estoy convencido que a todos nos
pasa lo mismo, que cuando nos hablan en euros, a pesar de que ha paso mucho
tiempo que los llevamos utilizando, el chip sigue sin haberse reseteado y aun no somos conscientes de la cantidad de
dinero que es cuando nos dicen cuatro, cinco o diez nos parece menos de lo que
es, así que yo a partir de ahora lo que voy a hacer es cuando me den un precio
traducirlo a pesetas, aunque me llamen antiguo, que me da igual, porque estoy
convencido que si lo traduzco no compro ni la mitad de las cosas que ahora
compro, y que muchas de ellas son innecesarias.
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