Llevo una temporada mordiéndome la
lengua más de lo debido con los insultos, descalificaciones y demás, que leo, oigo o veo; pero lo que ya no me puede contener es que se
metan o pitorreen del acento andaluz, sea el que sea el que lo haga. Que por
eso, ¡Matoooo!.
Y esta vez le ha tocado el turno
a un concejal del PSC de algún pueblo de Barcelona, que me importa tres
pimientos el nombre y el pueblo, pero que ha dicho que para grabar un video, que no sé ni que video es, ya
se podría haber buscado una chica sin acento, sin acento andaluz, claro, porque
imagino que eso lo dijo con acento catalán, que por lo visto ese si debe ser un
acento fetén.
Después soltó que él no tiene
nada contra el acento andaluz, ¿qué va a tener, si cada cual habla como sabe,
como quiere o como le sale de la peineta?, para terminar explicando que el video
es “un claro ejemplo de posverdad”. ¿Qué carajo será eso de la posverdad?.
Porque a lo peor es simplemente una carajotada de algún posgilipollas.
Por favor señor Suñe, ufff se me
escapó el nombre, preocúpese de otros asuntos más importantes y déjenos
tranquilos a los andaluces y nuestros acentos, que por si no lo sabe son tan
ricos que en casi cada pueblo tienen uno diferente.
Ya que estoy con el Word abierto,
también le voy a lanzar un dardo al rompepapeles de Compromis, para ver si
tiene el mismo respeto a los demás que el que desearían para ellos mismos,
porque si todos nos ponemos a romper fotos de los que no nos gustan, puede
terminar el país lleno de papeles rotos, y después a ver quien lo limpia.
Y por último al señor Pablo
Iglesias, que ha dicho refiriéndose a ese mismo hecho que “los que nos
dedicamos a la política tenemos que asumir que nos digan cosas duras, porque va
en el sueldo”, que a lo mejor la frase la enmarcan para cuando algunos de sus “mandíbulas
de cristal” se sientan ofendidos y protesten porque les han insultado. Que por
la boca muere el pez.
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