domingo, 4 de febrero de 2018

Las palabras

¡Qué complicación lo de escribir!. Lo de escribir en estos momentos, lo de procurar intentar hacer algo divertido, algo que no sea un tostón.
Tienes que tener siete ojos con lo que escribes, con lo que dices, con lo que comentas, porque ahora todo, todito, todo es políticamente incorrecto. O incorrecto o un coñazo. Ea, ya empezamos a liarla, que esa palabra no se debe poner porque sé que me enfadará alguien, veréis como si.
No se puede escribir, ni hablar de esto porque no es correcto. No se puede hablar de lo otro porque puedes ofender a este, a ese o aquel.
Y así pierdes horas y horas intentando quitar, poner, cambiar, y ya no te quiero contar los humoristas, que tienen el noventa por ciento de los chistes metidos en el congelador, para no ofender a los quisquillosos. ¿Un chiste de gangosos?. Noooo. ¿Un chiste de mariquitas?. Noooo. ¿Un chiste de mujeres?. Ni se te ocurra. ¿Un chiste de cojos?. No, que los ofendes. ¿Un chiste de catalanes, andaluces, vascos o gallegos?. Que poca consideración. Eso no se puede hacer.
No se dan cuenta que como sigamos así nos vamos a quedar sin la mitad del diccionario, la otra mitad serán palabras inutilizadas, como cuando el móvil, el Word o el Google me cambia coño, caca o pis por palabras ininteligibles.

A ver si nos enteramos que las palabras se pueden decir todas, y la ofensa esta en el sentido que queramos darle, o en el sentido del que lo escucha, pero eso es problema del escuchador.

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