Cuando Sanlúqui Punto com puso en Facebook una foto de un lugar muy conocido, por lo menos por algunas personas de una edad, que adjunto con el comentario, me han venido a la memoria dos anécdotas vividas en la zona.
El primer recuerdo es de cuando yo era bastante pequeño, tendría como tres o cuatro años, y mi tío Manolo me llevaba en un caballo que tenía a recoger lo que se llamaba una manta de paja supongo que al Cortijo de la Fuente o a alguno de los cortijos de la zona, que hasta ahí no llego. Recuerdo que íbamos y que después volvíamos con la manta de paja, que no era otra cosa que una especie de red que se iba llenando de paja, luego se cargaba en el caballo y mi tío me montaba arriba de, aunque venía todo el camino rascándome de los pinchazos de la paja.
Recuerdo perfectamente que pasábamos con el caballo por el callejón de la Paja y bajábamos por el Reventón. Este es mi primer recuerdo del Reventón en los veranos de hace ya un montón de años.
El segundo recuerdo es de hace un poco menos, y ocurrió en el reventón Chico. Hasta hace unos años yo tenía un cuart, una moto de cuatro ruedas, que la verdad es que de vez en cuando me acuerdo de ella muchísimo.
Una tarde vino mi amigo Diego y nos fuimos a dar una vuelta en la moto y de aquí para allí llegamos hasta el Reventón Chico.
- ¿Bajamos por ahí?.- me dice mi amigo.
- Venga, aunque yo me pongo detrás y tú conduces, porque yo no me atrevo.
A ver si yo cuento bien como era el Reventón chico: era un camino impracticable que estaba en medio de las viñas, que tendría como cien metros de largo y poco menos de metro y medio de ancho o así y una pendiente casi vertical. Yo creo que por allí no pasaban ni las cabras.
Claro que como reza la ley de Murphy, si algo está mal, siempre tiene muchas posibilidades de empeorar, pues no habíamos andado mas ocho o diez metro cuesta abajo cuando descubrimos que la erosión ocasionada por las lluvias que había habido unos días antes, había abierto una zanja como de medio metro en la mitad del camino, con lo que las ruedas no quedaban estables y teníamos muchas posibilidades de acabar los dos y la moto rodando por en medio de la viña.
- ¿Qué hacemos?.
- Volver atrás imposible. Debemos ir “palante” sea como sea.
El primer recuerdo es de cuando yo era bastante pequeño, tendría como tres o cuatro años, y mi tío Manolo me llevaba en un caballo que tenía a recoger lo que se llamaba una manta de paja supongo que al Cortijo de la Fuente o a alguno de los cortijos de la zona, que hasta ahí no llego. Recuerdo que íbamos y que después volvíamos con la manta de paja, que no era otra cosa que una especie de red que se iba llenando de paja, luego se cargaba en el caballo y mi tío me montaba arriba de, aunque venía todo el camino rascándome de los pinchazos de la paja.
Recuerdo perfectamente que pasábamos con el caballo por el callejón de la Paja y bajábamos por el Reventón. Este es mi primer recuerdo del Reventón en los veranos de hace ya un montón de años.
El segundo recuerdo es de hace un poco menos, y ocurrió en el reventón Chico. Hasta hace unos años yo tenía un cuart, una moto de cuatro ruedas, que la verdad es que de vez en cuando me acuerdo de ella muchísimo.
Una tarde vino mi amigo Diego y nos fuimos a dar una vuelta en la moto y de aquí para allí llegamos hasta el Reventón Chico.
- ¿Bajamos por ahí?.- me dice mi amigo.
- Venga, aunque yo me pongo detrás y tú conduces, porque yo no me atrevo.
A ver si yo cuento bien como era el Reventón chico: era un camino impracticable que estaba en medio de las viñas, que tendría como cien metros de largo y poco menos de metro y medio de ancho o así y una pendiente casi vertical. Yo creo que por allí no pasaban ni las cabras.
Claro que como reza la ley de Murphy, si algo está mal, siempre tiene muchas posibilidades de empeorar, pues no habíamos andado mas ocho o diez metro cuesta abajo cuando descubrimos que la erosión ocasionada por las lluvias que había habido unos días antes, había abierto una zanja como de medio metro en la mitad del camino, con lo que las ruedas no quedaban estables y teníamos muchas posibilidades de acabar los dos y la moto rodando por en medio de la viña.
- ¿Qué hacemos?.
- Volver atrás imposible. Debemos ir “palante” sea como sea.
- Que nos matamos.
- Pasa la mano y agarra el freno. Me voy a bajar y agarro la moto por delante y tú conduces.
- Calla Antonio. No digas nada. Deja que se baje, relájate y no te pongas nervioso. Si te pones nervioso pondrás también a Diego.
- Pasa la mano y agarra el freno. Me voy a bajar y agarro la moto por delante y tú conduces.
- Calla Antonio. No digas nada. Deja que se baje, relájate y no te pongas nervioso. Si te pones nervioso pondrás también a Diego.
- Ya estoy delante. Dale despacito, a la derecha, a la derecha, a la izquierda. ¡Frenaaaaa!.
Diego estaba agarrado a la parte delantera de la moto, bajaba de espalda de forma que en cualquier momento la moto podía caérsele encima, porque la única estabilidad del cuart era una rueda de delante y la contraria de detrás. Las otras dos iban al aire.
Les aseguro que pudimos tardar en llegar al final del Reventón chico como media hora después de la salida del camino de Sevilla y cuando llegamos abajo estábamos los dos con los músculos de todo el cuerpo totalmente rígido, y lo primero que hicimos fue abrazarnos y no recuerdo bien si reíamos o llorábamos.
Diego estaba agarrado a la parte delantera de la moto, bajaba de espalda de forma que en cualquier momento la moto podía caérsele encima, porque la única estabilidad del cuart era una rueda de delante y la contraria de detrás. Las otras dos iban al aire.
Les aseguro que pudimos tardar en llegar al final del Reventón chico como media hora después de la salida del camino de Sevilla y cuando llegamos abajo estábamos los dos con los músculos de todo el cuerpo totalmente rígido, y lo primero que hicimos fue abrazarnos y no recuerdo bien si reíamos o llorábamos.
Nota: Perdonad que repita la foto en la moto, pero es que me he llevado cuatro horas buscando y no tengo otra y tampoco tengo ninguna del Reventón Chico, a pesar de haber hecho muchas, incluso ese día.
A ver si un día de estos voy y hago una foto de caminito de los demonios, para que lo veáis, si está todavía, que no se.
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