Estoy pensando que a veces somos muy, muy exigentes con algunas cosas, con algunos detalles, y otras muy poco exigente, es decir algunas las valoramos una barbaridad y otras no valen nada.
Yo no sé por qué criterio, y parece que lo que no vale nada se puede tirar, arrancar, romper, estropear, dañar y no pasa absolutamente nada. ¡Eso que importa!.
Algo parecido ocurre también con las flores y las plantas, es decir que según nuestro criterio hay algunas que son maravillosas y hay otra que son mamarrachos. Y pongo el ejemplo de las llamadas plantas invasoras, que vienen a ser algo así como los famosos Hunos, que tenemos la sensación que fueron lo peor de lo peor, y tampoco es eso.
Hay objetos que encontramos por las calles, ah y no tienen ningún valor, si se rompe que se rompa.
No, mire usted, todo tiene su valor o debe tenerlo y como digo en esta en este blog nadie es perfecto y aunque no sea perfecto no quiere decir que no deba vivir, que no deba ser útil, así que ya lo saben nadie es perfecto