Es una tradición que el día de la Virgen de la Caridad me vaya a desayunar al barrio bajo y después me haga la correspondiente fotografía delante de la alfombra de sal que se confecciona la noche antes en la calle Ancha.
Uf, el problema es que cuando miro la fotografía de hace siete u ocho años me doy cuenta que los años pasan irremedablemente.
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