martes, 20 de octubre de 2015

En el Aeropuerto de Barcelona


"El aeropuerto de Barcelona mejora la atención a personas con movilidad reducida"

Viendo el titular anterior, que me alegra muchísimo, me he acordado de un viaje en avión que realicé a Barcelona y que la llegada al aeropuerto fue un poco sofocante.
Todo había transcurrido con normalidad desde la salida de Jerez, pero al llegar al aeropuerto de Barcelona estaba esperándome un muchacho que era el que tenía que bajarme y ayudarme por el aeropuerto.
-  - Espere un momento aquí que voy a ir por su silla, me dice.
Vuelve a los pocos minutos y me deja de piedra.
-   - Perdón, pero su silla no aparece.
-   - ¡Comooooooooo!.
-  - Me dicen que no la encuentran, que posiblemente habrá quedado en Jerez. Que si usted quiere le dejamos una de las nuestras hasta que aparezca y se la llevemos al hotel.
-  - ¿La que ustedes me dejarían es igual que esta que tengo ahora?
-   - Sí, claro.
-  - Lo siento pero yo no me voy de aquí hasta que no aparezca mi silla. Esta silla pesa una barbaridad y yo no puedo andar con ella por Barcelona.
-   - Si quiere le llevo a la ventanilla a ver que le dicen.
  La ventanilla era como el pito de un sereno. Sólo me decían que la silla se había quedado en Jerez, que la silla no había entrado en el avión.
  En esas estábamos en el mostrador cuando se acerca a mí una señora.
   - Oiga, ¿le están diciendo que su silla se quedó en Jerez?.
-  - Si.
- - Es que yo también he venido en el avión y a mí me dicen lo mismo de carrito de mi bebe. Voy a llamar a mi marido que está en Jerez.
Después de la llamada al marido, la señora me dice que su marido ha visto como metían la silla y el carrito en el avión, que estaba completamente seguro. Así que me voy nuevamente al mostrador e insisto, pero las personas que allí estaban eran más insistentes en que yo y la señora en que se había quedado en Jerez.
Como el que no quiere la cosa había pasado más de tres cuartos de horas desde que bajamos del avión. Hasta que el chaval que estaba encargado de acompañarme me dice.
-  - Le importa quedarse aquí, que voy a intentar buscar, a ver si encuentro la silla.
Todavía escuche a alguien desde el mostrador que decía.
-   - No vayas, que la silla está en Jerez.
El muchacho me miró, pero no hizo caso. Se fue a buscar la silla, apareciendo como media hora más tarde empujando mi silla, la que según los del mostrador se había quedado en Jerez.
-   - Muchas gracias. Si no hubiera sido por ti, duermo en el aeropuerto, porque yo de aquí no me movía. ¿Dónde puedo coger un taxi?.
-    - ¿Un taxi?. Le va a costar un pastón. ¿Por qué no va en el autobús que le deja en el mismo centro?.
-   - ¿Voy a poder subir?.
-   -Claro, está adaptado. Espere que le acompañare hasta el autobús.
    Y aunque su obligación era simplemente llevarme por dentro del aeropuerto, me acercó hasta donde estaba el autobús y me ayudó a subir.
   He querido escribir esto también para agradecer la labor de las personas que nos acompañan en Aeropuertos y estaciones del Tren, que yo por lo menos siempre he tenido la suerte que sean de lo más apañados. De otros departamentos, oficinas, ventanillas y mostradores, mejor no hablarles.
  En cuanto a Barcelona, como he dicho alguna vez, me pareció de las ciudades más adaptadas que he visitado, y tengo que decirlo con agrado.

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