"El aeropuerto de Barcelona mejora la atención a personas con movilidad reducida"
Viendo el titular anterior, que me alegra
muchísimo, me he acordado de un viaje en avión que realicé a Barcelona y que la
llegada al aeropuerto fue un poco sofocante.
Todo había transcurrido con
normalidad desde la salida de Jerez, pero al llegar al aeropuerto de Barcelona
estaba esperándome un muchacho que era el que tenía que bajarme y ayudarme por
el aeropuerto.
- - Espere un momento aquí que voy a ir por su
silla, me dice.
Vuelve a los pocos minutos y me deja de piedra.
- - Perdón, pero su silla no aparece.
- - ¡Comooooooooo!.
- - Me dicen que no la encuentran, que posiblemente
habrá quedado en Jerez. Que si usted quiere le dejamos una de las nuestras
hasta que aparezca y se la llevemos al hotel.
- - ¿La que ustedes me dejarían es igual que esta
que tengo ahora?
- - Sí, claro.
- - Lo siento pero yo no me voy de aquí hasta que no
aparezca mi silla. Esta silla pesa una barbaridad y yo no puedo andar con ella
por Barcelona.
- - Si quiere le llevo a la ventanilla a ver que le
dicen.
La ventanilla
era como el pito de un sereno. Sólo me decían que la silla se había quedado en
Jerez, que la silla no había entrado en el avión.
En esas estábamos
en el mostrador cuando se acerca a mí una señora.
- Oiga, ¿le están diciendo que su silla se quedó
en Jerez?.
- - Si.
- - Es que yo también he venido en el avión y a mí
me dicen lo mismo de carrito de mi bebe. Voy a llamar a mi marido que está en
Jerez.
Después de la llamada al marido, la señora me dice que su marido ha visto como metían la silla y el carrito en
el avión, que estaba completamente seguro. Así que me voy nuevamente al
mostrador e insisto, pero las personas que allí estaban eran más insistentes en
que yo y la señora en que se había quedado en Jerez.
Como el que no quiere la cosa
había pasado más de tres cuartos de horas desde que bajamos del avión. Hasta
que el chaval que estaba encargado de acompañarme me dice.
- - Le importa quedarse aquí, que voy a intentar
buscar, a ver si encuentro la silla.
Todavía escuche a alguien desde
el mostrador que decía.
- - No vayas, que la silla está en Jerez.
El muchacho me miró, pero no hizo
caso. Se fue a buscar la silla, apareciendo como media hora más tarde empujando
mi silla, la que según los del mostrador se había quedado en Jerez.
- - Muchas gracias. Si no hubiera sido por ti,
duermo en el aeropuerto, porque yo de aquí no me movía. ¿Dónde puedo coger un
taxi?.
- - ¿Un taxi?. Le va a costar un pastón. ¿Por qué no
va en el autobús que le deja en el mismo centro?.
- - ¿Voy a poder subir?.
- -Claro, está adaptado. Espere que le acompañare
hasta el autobús.
Y aunque su
obligación era simplemente llevarme por dentro del aeropuerto, me acercó hasta
donde estaba el autobús y me ayudó a subir.
He querido
escribir esto también para agradecer la labor de las personas que nos acompañan
en Aeropuertos y estaciones del Tren, que yo por lo menos siempre he tenido la
suerte que sean de lo más apañados. De otros departamentos, oficinas,
ventanillas y mostradores, mejor no hablarles.
En cuanto a
Barcelona, como he dicho alguna vez, me pareció de las ciudades más adaptadas
que he visitado, y tengo que decirlo con agrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario