Algunos pensamientos
Hoy anda todo el mundo hablando del Black Friday, todo el mundo anda buscando los tantos por ciento
de rebajas más interesantes.
Yo el año pasado encontré, por
casualidad, la cámara de fotos que tengo en
dos horas que había de rebaja en este día, pero este año he decidido que
voy a buscar una rebaja que sea con la que más ahorre, es decir que busco la
oferta del 100%. Vamos, que no voy a comprar absolutamente nada en el Black
Friday.
Esta mañana dando esa vuelta
diaria que doy a alguna parte de la ciudad me di cuenta de dos cosas muy
llamativas en Sanlúcar, y supongo que también en las demás ciudades, que aquí no
somos tan diferentes.
La primera me fastidia mucho,
porque dan a la ciudad un aspecto feo.
Me estoy refiriendo a los murallones que nos empeñamos en poner en nuestras
casas, chalet, pareados adosados y todo lo demás. Convertimos un patio de tres
por cuatro en toda una fortificación, no sé si en una estúpida manía de
preservar la intimidad o por otra estúpida idea de la seguridad. ¿Se han dado cuenta que
la mejor forma de facilitar a un ratero su trabajo es dejarlo totalmente
aislado para que así pueda robar tranquilamente, sin que los vecinos o las
personas que pasen se aperciban?
La segunda cosa que me llama
la atención es la manía que tienen, y
han tenido siempre, los constructores en poner nombres rimbombantes a los
edificios que construyen: reinas, princesas, infantas, príncipes, duques y toda
una retahíla de títulos nobiliarios.
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