Lo ocurrido esta semana pasada con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, me ha hecho pensar en la cantidad de veces que lo que decimos, lo que escribimos y algunas veces hasta lo que pensamos es interpretado por los demás como les da la gana. Usted escribe algo y el que lo lee interpreta lo que le parece oportuno, eso es tan absurdo como cuando alguien intenta explicar el significado de un cuadro que ha pintado una persona, o lo que ha querido decir un director con una película. Oiga que sabrá usted lo que he querido escribir, pintar o dirigir. Eso lo sabré yo, y aquel al que yo se lo cuente, otro, no.
Pues igual ocurre con lo que pensamos, con lo que escribimos o incluso en lo que decimos.
Ya está bien hombre, que cada una que cada uno hable, diga, piense o escriba lo que le dé la gana, lo que le parezca oportuno y no interpretemos como nos salga de las pelotillas.
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