La tarde de ayer fue para recordar, para nostalgia personal, para recuerdos y alguna que otra lágrima de emoción, que siempre viene bien.
Había, organizado por la Asociación de Mujeres de Bonanza un concurso de relatos sobre la mujer rural y se leyeron algunos de ellos. Claro fue una tarde de contar y de recordar porque en alguno de los relatos aparecían mis abuelas, María y Lola, y mi tía Pepa. Además estaban allí algunas de mis mis primas que además de darme alegría me recordaban a todos y todas que ya no están.
Una tarde muy muy agradable hasta con dulces, que hacía mucho tiempo que no comía.
El final se estropeó un poco porque yo había me había llevado la cámara de fotos para aprovechar y hacer desde Bonanza algunas fotos de alguna puesta de sol, pero empezaba a llover y ya se fastidió la tarde pero mereció la pena por todo lo demás, por esos momentos agradables que merecen la pena, por esa gente que hacía tiempo que no veía y por esos recuerdos agradables.
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