No sé por qué esta mañana me ha venido un recuerdo de hace muchos muchos años, cuando yo estaba en San Juan de Dios en Sevilla allá por los años 60.
Al llegar la Semana Santa, de las cosas que más me gustaban era que nos llevaban una ropa nueva, que no eran pijama de todos los días y nos ponían guapo. Después venía lo que ya me gustaba menos, y es que nos llevaban a La Campana y nos sentaban, y nos tenían sentados desde las tres de la tarde hasta las doce o la una de la madrugada. Como comprenderán para un niño era mucho, mucho, mucho, por mucha procesión que por allí pasase.
Mucho aburrimiento metido en un mar de sillas y en medio un bocadillo de queso con carne de membrillo, que estabamos en Semana Santa.
El recuerdo que me ha venido hoy, en mis mañanas de Sol, es ver entrar creo que en una pastelería a un señor que cuando llegó todo el mundo se arremolinó: Mira mira mira Antonio Machín.
Si, era Antonio Machín, que creo que vivía en Sevilla o pasaba mucho tiempo en Sevilla y creo que me ha venido a la mente por aquello de "tú sabes que en el cielo también los quiere Dios".
"Po" eso, que en el cielo también los quiere Dios.
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