martes, 3 de junio de 2014

Cojito

Hace unos días he leído y he oído a Benicio Alonso, ex consejero canario y miembro del PP de Tenerife dirigirse al diputado del PSOE y posible candidato a la Secretaría General de ese partido, Eduardo Madina como “el cojito de la ETA”.
A mí, que no me dan en absoluto ningún miedo las palabras, que estoy acostumbrado a toda clase de expresiones e impertinencias, y que incluso he visto mis como mis compañeros de San Juan de Dios, en una quedada se ponían una camiseta negra con la leyenda “Yo soy cojo”, y si yo no me la puse fue porque no quedaban más camisetas, con lo cual se entenderá que no son las palabras lo que me ha molestado sino que detrás de la expresión iba toda la mala leche del mundo y el intento de joder y putear.
Le quiero decir al señor, Benicio Alonso, que puesto a calificar digo que él es feo y el nombre también feo, que la única palabra que me jode, que me molesta, que me revienta es la que él ha utilizado, el diminutivo “cojito”, por lo que denoto en ella de prepotencia, de falsa lástima hacía una persona que seguro que tiene menos motivos para la lástima que el mismo.
Me parece totalmente absurdo que para el señor Alonso, no pongo Benicio porque es un nombre mu feo, lo único relevante de Eduardo Medina es que es “cojito”, no cojo, sino “cojito”, el pobrecito. No se fijó el señor Alonso, ¿o no pongo señor?, que Eduardo Medina, tiene un nombre y además es diputado socialista, secretario general del Grupo Parlamentario Socialista, licenciado en Historia, tiene un master en Integración europea por la Universidad del País Vasco . Ha trabajado como técnico en el Parlamento Europeo, ha impartido clases en diferentes universidades europeas y en la actualidad es profesor asociado de Historia Contemporánea en la Universidad Carlos III.  Claro que como esto lo he buscado en Wikipedia a lo mejor todo es mentira, y la única verdad es la de Alonso,  y lo demás no tiene importancia.
Cuando ya tenía medio escrito la mitad de esta entrada me acordé de un profesor de música que tenía en la Ciudad de San Juan de Dios, Rafael Moreno Tello, desgraciadamente fallecido hace unos meses. Él un día nos contaba una anécdota que a mí no se me ha olvidado nunca. Contaba Rafael que un día se encontraba tomando un café en un bar, y en la mesa de al lado había una madre con un niño de siete u ocho años. El niño decía a la madre: Mira mama, un cojo. Lo dijo una vez, lo dijo otra, y lo repitió siete veces más, hasta que Rafael, cojo, pero ya con los cataplines hinchados le dijo fuerte para que lo escuchara también la madre: Niño, cojo no. Se dice cojonudo.
Por lo visto la señora pilló una carrera que no se terminó ni el café.

Pues a lo mejor a ese Benicio, que nombre más feo, habría que decirle: Cojo no, cojonudo.

Nota: Espero que a mis compañeros de San Juan de Dios no les haya importado que ponga esta foto.

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